Siento verdaderos escalofríos cuando recuerdo la mano de un
amigo de la infancia después de coger una procesionaria. Entonces tenía siete
años y él no sabía nada mas que aquello era una colorida y llamativa
oruga. Su mano estaba llena de ampollas,
enrojecida y ulcerada. Él lo describió como un dolor insoportable.
Lo cierto es que la procesionaria, es uno de los
lepidópteros que en su fase larvaria, más estragos suele causar en zonas
próximas a pinares (mal conservados todo sea dicho de paso), entre los meses de
Marzo, Abril y Mayo. Es esta época del año cuando próximas al fin de su estadio
larvario, descienden de los pinos para enterrarse en el suelo e iniciar su fase
de pupa.
A mi personalmente me generan bastante respeto y
preocupación sobre todo por los graves daños que pueden causar a mis perros,
puesto que les llaman la atención y suelen ir a olerlas o a chuparlas. Esto
suele ser el desencadenante de una grave reacción alérgica que puede terminar
en shock anafiláctico.
Prevenir la aparición de procesionaria puede ser una tarea ardua, pero
realmente recomendable, ya no solo por
los problemas que causan a humanos y animales, sino porque si se convierten en
plaga, pueden causar una defoliación severa en nuestros pinos.